13 enero, 2008

Una hindú atípica

Ser mujer no es fácil o sencillo en ningún país del mundo, tal vez con la excepción del Norte de Europa. No estar casada a una edad en que la mayoría de tus compatriotas ya les han dado nietos a sus madres, ya te convierte en una excepción. Maldecir, fumar y beber como cualquier hombre y vestir de una manera occidental tampoco ayuda. Trabajar en una profesión como el periodismo, no es lo que se espera de una fémina en la India.

Esa es mi amiga Padmaparma Gosh, una hindú atípica.

Padma trabaja para el periódico económico "The Mint", en su sede de Delhi, muy cerca de Connaught Place. Todas las mañanas conduce al trabajo su propio coche, como hace cualquier hombre (frase con doble sentido que quien haya ido de copiloto o sentado en un taxi por cualquier ciudad asiática comprenderá perfectamente). Afortunadamente, atrás quedaron los tiempos en que tenía que desplazarse usando el transporte público metropolitano, siendo sometida casi a diario, como cualquier otra mujer, a tocamientos y roces nada accidentales. Alguna que otra vez tuvo que avergonzar en público, en voz alta, al acosador. Y alguna vez la mano que tocó carne fue la suya, en forma de sonora bofetada en la mejilla del sinvergüenza. Si en el avanzado Japón el Metro tiene vagones exclusivamente femeninos para evitar estas situaciones, aquí en los autobuses públicos las mujeres tienen reservados asientos, no por educación o deferencia, sino para agruparlas en una zona segura y protegerlas del acoso.

Desgraciadamente, en la India predomina la idea de la subordinación de la mujer frente al hombre, ya sea padre o, especialmente, marido. Es una sociedad mayoritariamente conservadora y machista, y una de las sorpresas más desagradables que se lleva uno es comprobar como los hombres miran lascivamente a las mujeres extranjeras, incluso a las que visten de manera más recatada y acorde a la moral del país. En unos pocos segundos les recorren el cuerpo con la mirada de una manera sencillamente asquerosa.

La situación de las mujeres en la capital, Delhi, es casi similar al de las europeas o estadounidenses, pero en el resto del país, ese gigantesco 99% del territorio y población, las cosas siguen como hace cien o doscientos años, sin ningún tipo de evolución hacia la igualdad, pese a las políticas de los sucesivos Gobiernos. Hay cosas que no han cambiado, sólo se han modernizado, desde antes de los tiempos en que la India era la perla de la corona.

Por ejemplo, en los periódicos hay una sección dedicada a buscar matrimonio. No es el típico "Divorciado, 40 años, sin hijos etc." sino que entre los datos que se proporcionan está la casta del novio o novia, y los anuncios los pone su familia. Porque una boda es una cosa muy seria que no se puede dejar al azar, y eso incluye la fecha de la celebración de la misma y la dote. Lo primero, que en Occidente depende de los meses más cálidos, aquí lo eligen las estrellas, pues es la conjunción de determinados planetas y la astrología las que dictan los días y semanas más propicios. Este año 2007 ha sido en Noviembre y desde que se supo, ha habido una carrera para conseguir restaurantes, pues llegan a haber cientos de bodas a diario, apurando los días más propicios del calendario.

Lo segundo, la dote, es causa de endeudamientos e incluso suicidios y asesinatos, en caso de que no se pueda conseguir una cantidad suficiente para el prestigio o nivel de la familia. El honor, como en una España profunda que aún repta bajo la superficie del talante, provoca derramamientos de sangre.

Donde no llega la sangre al río, y la picaresca es más latina que la de los latinos, es a la hora de conseguir una vivienda digna. El apartamento alquilado en que mi amiga vive con su madre (otra mujer atípica, pues es una divorciada en un país que se horroriza ante tal idea; y que, por cierto, cocina divinamente riquísimos platos bengalíes y me ha mimado con esmero durante mi estancia en su casa) es absolutamente ilegal. La licencia municipal para este edificio sólo permite una construcción de pisos determinada pero los del, teórico, último piso, los caseros que viven debajo de ella, han construido un piso en lo que debería ser, de acuerdo a planos y permisos, una terraza.

¿Cómo llega la electricidad? Pues es una derivación del cableado y consumo del piso de abajo, incorporando un contador para calcular y pagar correctamente los consumos.

¿Línea telefónica? No es ningún problema, sólo hay que pagarles una pequeña suma a los operarios, que no se llama nunca soborno, ni aunque se trate de un policía que nos vaya a "perdonar" una sanción de tráfico.

La situación no es nada excepcional en India, más bien al contrario y está relacionada con la discrepancia entre lo que calculan las autoridades como crecimiento de la población y el que realmente ocurre, consecuencia de inmigración interior y de la más que evidente superpoblación. Cuando los planificadores de una ciudad calculan las infraestructuras (por ejemplo electricidad o alcantarillado) de una determinada zona, lo hacen conforme a una determinada población. Pero ésta crece, generalmente sin control, y entonces se desbordan las previsiones y surge esa picaresca que sería envidiada por los italianos, maestros en las lides del timo al Estado.

Algún día, tal vez no muy lejano, Padma se casará pero estoy seguro de que por mucho tiempo seguirá fumando como un carretero, bebiendo como un cosaco, conduciendo como un hombre y, sobre todo, riéndose de los convencionalismos con los que la vida le quiere encorsetar.

Bien por tí, Padma.




(Escrito por él desde Myitkyina, Myanmar, el miércoles 9 de Enero de 2008)

4 comentarios:

SHAMISENN dijo...

Muy guapa e interesante su nueva amiguita, solo le faltaba enamorarse de una india y quedarse ahí para siempre... Solo una pregunta, ¿le ha mancado mucho la bofetada de ella? ¿También pega como un hombre? ¿Ahí es verano o el bronceado de la chica es su color natural?

avistu dijo...

¿Usted cuando se va para la cama se acuerda de aflojarse el cinturón o lo mantiene enrollado a la altura testicular, es decir, la garganta en su caso?

SHAMISENN dijo...

Tanto vagabundear por el mundo le hacen confundir una corbata con el cinturón. Hágame caso, el prozac no le favorece a largo plazo, una simple tila tiene menos efectos secundarios.

Anónimo dijo...

FELICITACIONES, LASTIMA QUE OTRAS MUJERES DE TU RAZA NO TENGAN LA OPORTUNIDAD DE AMPLIAR SU MENTE Y SU FUTURO Y POR ESO TE CRITICAN, NO HAN SENTIDO LA LIBERTAD, GRACIAS A MUJERES COMO TU, LA GRAN MAYORIA EN EL MUNDO SOMOS TENIDAS EN CUENTA INDEPENDIENTE DE NUESTRO GENERO
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