José no hace preguntas. Él sólo hace preguntas rápidas. Con el mismo preámbulo siempre. No falla. Cada vez que le veo acercarse a una recepcionista, camarera, informadora turística, guía, azafata, dependienta o cajera, puedo estar segura de escucharle esta frase, con ese tonillo que confunde por quedar a medio camino entre el saludo y la disculpa: “Quick question,…”. Dos palabritas, una sonrisa y, luego, a saco con las preguntas rápidas.
En esta particular ocasión que me dispongo a relataros, la destinataria del tonillo canalla se llamaba Lucy. Lucy Wyatt, encantadora representante de atención al turista de la oficina de información de South Australia en Adelaida, no sabía lo que se le caía encima cuando, a las 11:30 de la mañana de un miércoles 18 de julio, se le acercó este asturiano ojizarco, con su media sonrisa y un par de “quick questions”.
Bueno, tampoco quisiera pasarme demasiado con el Junior. En el fondo, lleva razón, sus preguntas son rápidas. No se le puede echar la culpa de que las respuestas sean a veces largas. En este caso, hasta las 16:30 no levantamos culo de la silla (os recuerdo que habíamos tomado asiento delante del despacho de Lucy a las 11:30, con lo que no se os hará difícil echar la cuenta).
Está estadísticamente demostrado que la voz de una mala experiencia corre diez veces más rápido y más lejos que el rumor de una buena. Y es que a todos nos encanta quejarnos, disfrutamos con el regodeo de contar lo mal que nos atendieron y cómo le contestamos tal y tal al muy cara dura de tal y cual. Para romper un poco con esa regla, hoy he querido dedicarle un texto enterito a Lucy, que no sólo nos aguantó estoicamente el chaparrón de preguntas, sino que además lo hizo sin perder la sonrisa en momento alguno y ayudándonos siempre con la máxima eficiencia.
A las 15:30 tomó el relevo su compañera Michelle, para que la bendita de Lucy pudiese ir a comer. Antes de despedirse, no sólo dejó detalladas instrucciones a su colega, sino que nos preguntó si queríamos que nos trajese algo de comer, pues debíamos de estar desfallecidos. “Noooo, qué va, si nosotros somos españoles y estamos acostumbrados a comer tarde, por nosotros no te preocupes, pero muchas gracias de todos modos”. La verdad es que llevábamos ya un par de horas con las tripas pegando unos rugidos que, a nuestro lado, el león de la Metro Golden Mayer parece un gatito, pero tampoco era plan de pedirle a Lucy que nos trajera dos “BigMacs Meals” y se quedase con el cambio.
Para cuando regresó del almuerzo, todavía no nos habíamos movido del sitio, aunque Michelle ya estaba imprimiéndonos los bonos, facturas y recibos de todo lo que habíamos contratado. Lucy, no sé porqué, debió de pensar que aún tendríamos para largo, pues no volvió con las manos vacías sino con un pequeño obsequio de la famosa chocolatería “Haigh´s”. Todo un detalle y de lo más dulce además.
Al final, nos llevamos un paquete turístico de cuatro noches en Kangaroo Island, transporte en ferri, alquiler de coche y alojamiento en cabaña “deluxe” incluidos; más el alquiler de una auto caravana por ocho días para recorrer el “outback” desde Adelaida hasta Alice Springs, pasando por Uluru; y un pase “cellar door” para disfrutar de los tesoros vinícolas de la región. Todo ello por un total aproximado de 1090 dólares australianos, por cabeza, a los que luego hemos tenido que añadir gastos de gasolina, comida y camping, sin mencionar el billetito de avión para volar de Alice Springs a Brisbane. Una ruina.
Eso sí, nos habremos gastado una pasta, pero ha merecido la pena. Mejor os cuento nuestras aventuras por carreteras australes en otro momento, pues acabamos de parar en la gasolinera de Erlduna, donde me toca tomarle relevo al chófer.
Además, esto de escribir en una auto caravana en marcha resulta más molesto de lo que imaginaba, sobre todo porque el sol del desierto me está abrasando y no sólo tengo un brazo achicharrado y la espalda empapada en sudor, sino que con tanta luz no veo un pijo en la pantalla del Fede. Nada, que con mucho gusto le cedo el portátil al Junior, ¡para que lo disfrute él de aquí a Alice Springs!
(Escrito por ella desde la Lesseter Highway, que nos lleva desde Uluru a Erlduna, camino de Alice Springs , Australia, 31/07/07)
2 comentarios:
Parejaaa!son las 12 en vuestro querido Dublin y me acabo de leer del tiron todos vuestros posts de junio.A ver si este finde me pongo al dia, aunque habra festejos Siths antes de las vacaciones del gran Sargento Chancleto y el hombre venido del Manulítico y una vez yo ya he regresado de Italia. Se me ha pasado el tiempo volando (como siempre que os leo...y escucho Enya al mismo tiempo:))Italia ha estado bastante bien (aunque demasiado calor para mi pierna) y ya puestas las miras en las próximas vacaciones de septiembre,octubre,noviembre y diciembre (viva el sistema laboral dublinés!Vivaaa!). Pero eso, Italia bien, pero sigo hambriento de gestas y aventuras mayores. EL viajar en Europa se ha convertido en un incompleto, algo que no me acaba de llenar en este momento..como las migajas del banquete exquisito y afrodisiaco que es el coger la mochila e ir a investigar las raíces de la América Latina, las rutas de los conquistadores de Carlos V y Felipe II, ver la (en más casos de los deseados, "infame") huella de nuestra antigua civilización...y dejarse de llevar por los encuentros y desencuentros con las personas de tu ruta..siempre indefinida, siempre imprevisible, apasionada, excitante....como un primer amor.Porque, a veces, el virus del viajero es incluso más potente que el de ese primer amor..y cuando acabas ese primer viaje, cuando acabas esa primera relación íntima..si realmente eres un enamorado apasionado de la vida sólo piensas una cosa: Inúndame de nuevo y poseéme una vez más.
Os sigo..besos y abrazos a repartir y sin fecha de caducidad.
Hola Deivit!
Viernes de noche en Brisbane y ya me imagino que el Foro está que arde con planes para el fin de semana. El indio afilando su lanza con punta de goma, Mel decidiendo qué Calvin Klein se pone esta noche y Manu mirando en Intenné cúal es el bar que presenta la proporción más favorable de féminas y Siths.
¡Ay, amigo! Una vez te pica lo que los anglosajones llaman adecuadamente "travel bug" no hay forma de curarte de esa deliciosa enfermedad. Hay remedios temporales, que curan los síntomas pero no atacan la raíz del problema (como los viajes de fin de semana o tres días por esa Europa tan cercana). Sin embargo aquí hemos de aplicar la máxima de que "la mejor forma de evitar una tentación es caer en ella".
Enamórate, amigo mío, enamórate otra vez, de otra tierra, otras voces, otros acentos. Busca fortuna allende los mares y hazlo mientras seas joven, antes de que el mar de la normalidad te trague.
Ayer Sudamérica, hoy Asia, mañana, mañana tal vez África. Porque yo estoy permanentemente enamorado.
Un fuerte abrazo de este charlatán asturiano.
P.D.: Repártelo con discrección, que ya sabes que Manu pide siempre más.
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