La antigua colonia británica de Birmania, rebautizada Myanmar por sus actuales dictadores, estuvo hace poco en la portada de todos los periódicos por las manifestaciones pacíficas en las que monjes budistas y otros ciudadanos reclamaban democracia para el país. Todos sabéis que la comunista Junta Militar, que gobierna el país sin rendirle cuentas a nadie, los recibió a tiros. No hay cifras fiables (el control de la información es algo magistralmente aprendido de sus aliados chinos) sobre los muertos entonces ni sobre los detenidos, torturados y desaparecidos, en la consiguiente represión. Hace décadas que los birmanos están sometidos a la hoz, el martillo y el rifle, y la presión internacional no ha conseguido doblegar a los militares, que se sostienen en el poder apadrinados por el gigante rojo del Norte.
¿Por qué visitar un país así, comparable a la Albania de los años 80 o a una Cuba sin playas? Hay muchas razones para no hacerlo, y otras tantas para ir allí y la decisión no se debe tomar a la ligera. Pagar un visado supone que mis dólares vayan a los bolsillos uniformados y eso no se puede evitar. Pero, con la excepción de las entradas a museos y parques, todos tus demás gastos (alojamiento, comida, transporte aéreo, antigüedades, souvenires) pueden ayudar a la población local, siempre necesitada de ingresos. Además, tu presencia en el país les ofrece puntos de vista a los que no tienen acceso, dada la censura y control de la información que rigen dentro de sus fronteras. Es por la gente, por el pueblo llano, sencillo y trabajador, amigable donde los haya, que muchos decidimos visitar Birmania.
A finales de Enero, si Dios quiere, os contaré de mi paso por esas tierras.
Y, ya que estaré en algún punto indeterminado entre Mandalay y Rangoon por esas fechas, os deseo ahora Feliz Navidad y próspero Año Nuevo, amigos lectores.
Feliz Navidad, mamá, allá en Avilés.
Feliz Navidad, papá, donde quiera que estés.
(Escrito por él desde Delhi, India, la madrugada del 18 de Diciembre de 2007)
Actualización a 19 de Diciembre, 06.15 am. Ya he facturado, pasado inmigración y estoy en la puerta de embarque G1, en quince minutos salgo hacia un muro de silencio por entre cuyas grietas brotan las sonrisas amables.
2 comentarios:
Hola Jose. Me llamo Amaya, soy redactora de La Nueva España de Avilés y, navegando por la red, me he encontrado con vuestro blog.Me ha encantado vuestra aventura y me gustaría hacer un reportaje sobre el avilesino que ha recorrido medio mundo junto a "ella". Disfrutad de lo que aún os queda!
Puedes contactar conmigo en el 98552088 / amayapgion@epi.es
Hola Amaya,
Te he escrito un email desde mi cuenta de Hotmail (avistu) a amayapgion@epi.es pero a lo mejor se te ha ido a la carpeta "spam".
Feliz 2008!
José
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