Pero ¿por qué nuestra barca no se podía arrimar más a la orilla, como por ejemplo la de Caterina? Claro, ya os imagino a vosotros, mirando de refilón por la ventana de la oficina o de casa y viendo lucir el sol en España. Y miráis el calendario y comprobáis que, al igual que ayer y que mañana, seguimos en Junio, así que ¿dónde está el problema de este asturiano (que debería estar acostumbrado a las aguas del Cantábrico)?
En Nelson habíamos aprovechado que el check out en invierno era a las once de la mañana, en lugar de a las habituales diez, para robarle unos minutos más al sueño, ese amigo al que los viajeros tratamos con tanto desdén. Y después fuimos a un aparentemente humilde local, en el centro de la ciudad a ver El Anillo.
“José, tenemos que irnos ya¨, me dijo Isa con un tono de preocupación en su voz. Y además estás saliendo en las fotos con una cara extraña, me das escalofríos… ¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así?
Uno, que admite abiertamente que no entiende de moda más allá de unas simples reglas sobre como combinar colores y prendas de manera que uno no parezca un payaso de corbata en la oficina, se ha quedado asombrado ante la capacidad creadora de los diseñadores de todo el mundo que presentaron, y presentan, obras a este festival. Contrariamente a mis deseos, no hay fotos de los modelos por la presencia de cámaras de seguridad y la prohibición explícita de las mismas (sólo se autorizan en la zona de exposición de los coches, por eso he publicado varias de los vehículos acompañando el texto).
Después de tanta fascinación cinematográfica y cultura artística, en Rabbit Island descansamos de cultura y conocimiento y estuvimos un buen rato disfrutando de un sencillo paseo por la playa. La isla es una reserva forestal y no se puede pernoctar en ella (de hecho a la puesta de sol se cierra el único acceso por carretera) y está poblada por arboles que crecen sin intromisión o limitación humana alguna. Y lo hacen hasta el borde de una enorme y tranquila playa desde la que se observa una limpia perspectiva de la tranquila Nelson. El ruido del mar, las gaviotas y alguna ave que no acertábamos a identificar (la mejor descripción la hizo Isa, “Parece un pingüino con alas”) fueron prácticamente nuestra única compañía. De haber sido verano, seguro que neozelandeses y foráneos hubieran hecho masivo acto de presencia.
Motueka, donde estaría nuestro alojamiento en el Laughing Kiwi durante un par de noches, iba a ser nuestra base para descubrir el Parque Nacional Abel Tasman, así llamado en honor del explorador holandés (que también ha sido honrado con el bautizo de esa isla al Sur de Australia a la que se conoce como Tasmania), Pese a ser el parque más pequeño de Nueva Zelanda, conjuga dos hábitats muy peculiares, montaña y costa, con bosques que descienden hacia las playas, pues cuenta con numerosas calas de arena, y algunas de ellas son parte del recorrido de varios trekkings. Por cierto, lo que en español se conoce (creo) como senderismo, y en el mundo anglosajón como “trekking”, en Nueva Zelanda se llama “tramping” (y básicamente es todo lo mismo, caminar y caminar, por colinas y baja y alta montaña, disfrutando de los paisajes y la naturaleza).
Carlos y Mariana, una pareja de argentinos que también al dia siguiente planeaban esa excursión, pensaban madrugar para estar en Marahau (la base de la mayor parte de empresas) antes de las nueve y allí ver las opciones. Nosotros decidimos que también madrugaríamos y que levantarse a las siete y media, no era tanto sacrificio. Así que preparamos unos sándwiches y temprano, casi a la una de la mañana, nos acostamos, Cuando sonó el despertador, no le hicimos caso hasta las pasadas las ocho asi que al llegar a Marahau, descubrimos que la siguiente excursión de Abel Tasman Aquataxi no empezaba hasta las diez y media así que disfrutamos de unos cafés con leche para entretener la espera. Lo que contratamos fue un viaje en barco a lo largo de toda la costa del Parque que, a la vuelta, nos dejaría en Bark Bay, donde desembarcaríamos y haríamos un trek de unas horas hasta Anchorage, donde a las tres y media nos recogería otro barco.
Las vistas desde el barco eran espectaculares y el paseo por tierra fue también muy bonito pero ambos tenemos como queja que lo frondoso del bosque impedía ver, salvo en tramos puntuales, la zona de la costa y el mar. Es que había que quejarse de algo…

(Arriba) Senderos y caminos del Parque
Y después de la forzada inmersión en las gélidas aguas de Anchorage, la recompensa iba a estar muy cerca, a solo cien metros de nuestra habitación, porque hemos descubierto que en Nueva Zelanda la mayoría de los “Hostels” tienen SPA gratis…y el agua cálida y las burbujas eran una tentación en la que había que caer.
Son solo 100 metros y tú puedes hacerlo, José. No es ni tan difícil ni durará tanto tiempo como para justificar que te eches atrás a estas alturas. No hay que llevar una capa, máscara o los calzoncillos por encima de los pantalones para superar ese obstáculo. Otra gente, aparentemente normal, ha sido capaz de hacerlo antes que tú. Si otras antes que tú (¡otras, José, otras!, recuerda a las dos chicas chinas ayer por la noche) son suficientemente hábiles como para encontrar la manera de vencer ese pánico, ¿cómo vas a poder mirarte al espejo si tú no lo logras? Además, no puedes echarte atrás porque sabes que no hay alternativa y cualquiera que te haya estado viendo se habrá reído a gusto así que, maldita sea, aunque estés en bañador y cazadora ¡vuelve a salir al porche y camina esos cien metros por el patio hasta llegar al SPA al aire libre!.

(Arriba) Dentro del Parque Natural, esta es la isla en la que habitualmente podemos encontrar una apacible colonia de focas
(Debajo) La dura vida de las focas en el “Abel Tasman National Park”

Nota: En Marzo de 1999 el equipo artístico del neozelandés director Peter Jackson se dirigió al joyero Jens Hansen para que creara algunos diseños para El Anillo Único, la pieza central de su trilogía sobre la obra homónima de Tolkien, “El Señor de Los Anillos”. El anillo para la película fue elegido entre los 15 diseños presentados y aunque, por definición, Anillo sólo puede haber uno, se crearon hasta cuarenta versiones a diferentes escalas para adaptarse a determinadas escenas de la película, tan pequeños como para que incluso un hobbit pudiera ponerlo en su dedo, o tan grande como uno de ocho pulgadas (20,32 cm) de diámetro, que es el que se ve en el prologo de la primera película, girando y dando vueltas en el aire (que, obviamente no se podía hacer de oro, así que fue la ligeramente más humilde plata su materia prima) .
El prototipo original y el de ocho pulgadas de diámetro se exhiben en el estudio del joyero, en Nelson. Verlos no cuesta nada…y no tiene precio.
(Escrito por él desde Westport, Isla Sur, Nueva Zelanda, el jueves 14 de junio de 2007, intentando a la vez ver un episodio de “The Sopranos” en la televisión mientras a sus espaldas dos pesados franceses no han dejado de hablar la última hora, entre el final de un episodio de “Without a trace” y la mitad de la serie de mafiosos)
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