Con un madrugón que nos tenía desayunando en Taupo a las seis de la mañana, llegamos en autobús al punto de partida (el parking de Mangatepopo) con nuestros mapas y ropa de abrigo. El primer tramo, hasta llegar a “Soda Springs” era suave y sin mayor dificultad. El terreno se elevaba progresivamente pero era casi imperceptible. La mirada se desviaba constantemente a la derecha, donde el terreno volcánico se extendía hasta los pies del Monte Ngauruhoe (que entró en erupción tan recientemente como en 1975) . El paisaje rebosaba soledad e incluso la vegetación era baja y dura, adaptada a un entorno que parecía despreciar la vida. Solo especies que se aferraran a lo poco que se ofrecía pueden medrar en este paraje, donde no costaba nada imaginarse la presencia de inquisitivas y violentas patrullas de orcos.
De no hacer tanto viento o ser verano, ese hubiera sido el punto recomendado para detenerse y comer, pero dadas las circunstancias, había que hacerlo más adelante (aunque el cráter está activo y haya puntos calientes en el suelo). Así que cuesta abajo, para variar, y seguir adelante hasta los “Emerald Lake” (Lagos Esmeralda), muy bonitos de ver con el contraste de un color tan brillante contra los tonos ocres de los volcanes, pero contienen agua no potable y en los que no se recomienda el baño. Seguimos caminado por otra desierta planicie, el Cráter Central y después de una tranquila subida, el lugar elegido para el picnic es la orilla del Lago Azul (nada de baños aquí tampoco). El paisaje volcánico sigue sin inmutarse mientras bajamos a los 1450 metros de altitud de “Ketetahi Hut” (una de las cabañas en las que está permitido pernoctar) aunque vuelve a aparecer la vegetación, ausente desde que llegamos al Cráter del Sur, tras sufrir la Escalera del Diablo. Sin embargo, la última hora del trekking el paisaje cambia por completo y nos metemos (literalmente, porque nos rodea y llega casi a tapar la luz) bajo un espeso bosque autóctono que nos dejará en nuestro destino, el aparcamiento donde nos espera Nuds y su Wewi.
Al día siguiente el bus parte con destino a Auckland, la capital del país y destino final de este viaje. Yo decido quedarme para descansar de cinco días de viaje, aventura, acción y poco sueño ininterrumpidos. Nos alojamos en “The Parks”, que no parece un albergue sino un hotel. Tiene dos chimeneas, una cocina enorme, limpia y moderna, un Spa al aire libre, acogedores butacas y sofás, e incluso un mimosón perro (eso sí, en cualquier momento pienso que se oirá el ruido de hachazos quebrando una puerta y una anormal voz gritando “Cariño, ya estoy en casa”). Como le dije a Ellie, este es el sitio ideal para venir a aislarse y escribir una novela (no, Isabel, no, lo de ponerme a trabajar en el Premio Planeta no va a ser ahora).
(Escrito por él a, por fin, 6 grados centígrados en Christchurch, el 28 de Junio de 2007)
2 comentarios:
Que chulo ;)
Estuve hace dos años en NZ y flipamos con los paisajes... en lugar del Tongariro Crossing hicimos el trekking de tres dias, nos llovio, nos hizo sol y fue impresionante.
Y en la isla sur el Mildford Track... ufff...
No os perdais Nueva Zelanda... desde España son 24 horitas de vuelos pero se te pasan en cuanto llegas (aviso: extremadamente rigurosos en el aeropuerto para dejarte entrar: nos desinfectaron las tiendas y nos revisaron las botas)
Hola soymimic,
Si hubiera sido verano yo me hubiera apuntado a varios dias en Tongariro y una de las cosas que no hubiera dejado escapar es la subida al Monte Ngauruhoe. Pero el tiempo estaba empeorando...
Ah, las aduanas en Australia y Nueva Zelanda! A mi me costo un rato entrar en el pais porque (habiendo hecho trekking en Tailandia) marque con un "Yes" la casilla correspondiente.
De todos modos, que te desinfecten la tienda de vez en cuando no viene mal ;)
Saludos,
Jose
(desde la State Libray of Victoria, en Melbourne la vispera de bajar a Tasmania)
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